Aprender a hacer

Aprender haciendo, el segundo pilar de la educación, permite recordar que cuando somos niños o niñas aprendemos manipulando, actuando, ya que al hacer una observación o manipulación nuestros órganos sensores (los sentidos) mandan los impulsos originados al córtex cerebral [1] y se crea nuestra imagen del mundo. A partir de esto también se empiezan a hacer predicciones sobre su funcionamiento.

El mejor aprendizaje no vendrá de encontrar las mejores formas para que el profesor o la profesora instruya, sino de dar a niños y niñas las mejores oportunidades para que descubran cómo hacer las cosas o cómo se hacen. Esto ocurre cuando los y las estudiantes están comprometidos en la construcción de un producto significativo, de tal manera que involucrándose y probando sus ideas construyen las estructuras de su conocimiento.

Cuando los niños y niñas manipulan y realizan prototipos, están probando sus ideas, haciendo conjeturas y conexiones entre ellas y reorganizándolas; en resumen, están construyendo las estructuras del conocimiento.

Los niños y niñas aprenden jugando, aprenden creando, aprenden en grupo. Por medio de estos tres tipos de actividades, ellos y ellas pueden poner en práctica el “aprender haciendo”.

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[1] El córtex cerebral es una fina capa de neuronas que recubre el cerebro de los mamíferos y que se formó en los seres vivos hace un millón de años.