A fines del siglo XIX, los pescadores del norte del Perú vieron que todos los años hacia finales de diciembre, cerca de la Navidad, solía incrementarse la temperatura del agua del mar, a lo largo de la costa norte. Atribuyeron este calentamiento a la llegada de una corriente marina de aguas cálidas a la que llamaron la corriente de El Niño.
La presencia de estas aguas cálidas en las costas peruanas es un fenómeno recurrente que tiene una duración de varios meses. Ahora sabemos que este calentamiento marino-costero se acentúa cada cierto número de años, siendo una manifestación de los cambios que ocurren en las capas superficiales y subsuperficiales del océano. Esto está vinculado a interacciones complejas con la atmósfera que se producen en el Océano Pacífico ecuatorial, a miles de kilómetros de la costa peruana.
De esta manera, El Niño es una de las manifestaciones más significativas de la variabilidad interanual del clima de nuestro planeta. Es crucial para el Perú entender y, por supuesto, poder predecir este fenómeno. Si bien en la actualidad contamos con mayor información al respecto, aún hay mucho por investigar y desarrollar para tener un enfoque más comprensivo de El Niño.
Por ello, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú – SENAMHI, órgano adscrito al Ministerio del Ambiente (MINAM), viene desarrollando un importante esfuerzo para lograr un mayor conocimiento sobre el comportamiento del tiempo y el clima, de manera que se pueda incrementar la anticipación y la resolución de sus avisos y pronósticos. Este esfuerzo busca brindar el asesoramiento adecuado a los distintos sectores productivos y organismos del Estado, fortaleciendo así la capacidad de respuesta del país frente a los riesgos asociados a la variabilidad del clima, así como también las capacidades para lograr un mejor aprovechamiento de nuestros recursos para el desarrollo sostenible.
FUENTE: “El Fenómeno El Niño en el Perú”, SENAMHI. Año 2014