Sin duda debemos intensificar el monitoreo y la investigación multidisciplinaria como principal estrategia para generar y gestionar conocimiento sobre El Niño. Otro aspecto, igual de importante, es entender la dimensión social y económica de los efectos del clima en la sociedad. Pronosticar los impactos de El Niño es complejo, pues cada evento es diferente y único a la vez. Además, subyace el hecho de que no todas las anomalías climáticas que se producen durante El Niño son atribuibles al fenómeno, ya que éstas pueden ser parte de otras formas de variabilidad natural.
Estos eventos asociados a la variabilidad climática, no solo afectan la economía de los países que los experimentan, sino que traen una secuela de impactos en su estructura social e incluso política.
Por lo tanto, se hace necesario evaluar la pertinencia de nuevas formas de gobernanza que integren lo ambiental a las políticas de desarrollo. Esto implica aprender a convivir con la variabilidad climática, valorar y aprovechar los aspectos positivos del evento y mitigar los aspectos negativos mediante políticas diseñadas para tal efecto.
FUENTE: SENAMHI.