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8.1.4. Cantidad y calidad del recurso para la protección de ecosistemas, hábitats y la provisión de servicios ambientales (áreas protegidas, zonas estuarinas, consumo humano)
En el país se están realizando esfuerzos para la protección de ecosistemas, a través de la identificación de las actividades que podrían originar impactos ambientales en estas áreas. Así, a través de la ANA se ha realizado un estudio que comprende las áreas naturales protegidas (ANA), y este ha concluido que las actividades que causan mayor impacto ambiental en los cuerpos naturales protegidos son: la minería informal, la tala de bosques y aquellas actividades que producen vertimientos.
En el marco del Plan Nacional de Recursos Hídricos (PNRH), la Autoridad Nacional del Agua realizó un análisis de las ANP, y elaboró un estudio de las actividades más impactantes en el medio, como las explotaciones mineras, los pasivos ambientales y la deforestación. El área objeto de este análisis se circunscribe a la totalidad del territorio nacional del Perú. La superficie total protegida representa un 16,22 % del total nacional, siendo las AAA de Madre de Dios y la de Ucayali las que cuentan con un mayor porcentaje de zonas protegidas, con más del 38 % y 28 % de su superficie respectivamente.
Las ANP forman parte del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sinanpe) y están sujetas a las disposiciones correspondientes, según lo establecido en la ley N° 26834 – Ley de Áreas Naturales Protegidas. De acuerdo con quién las administra, las ANP se clasifican en los tres grupos siguientes:
· Las 74 ANP que pertenecen al Sinanpe, administradas directamente por el gobierno nacional
· Las 15 Áreas de Conservación Regionales (ACR), administradas por los gobiernos regionales
· Las 48 Áreas de Conservación Privadas (ACP), que son administradas por particulares o empresas privadas en coordinación con el Gobierno.
El análisis realizado por la ANA determinó que dependiendo del tipo de ANP, según el “uso indirecto o directo”, Madre de Dios destaca por presentar la mayor área protegida de uso indirecto, con la superficie catalogada como Parque Natural (PN Bahuaja Sonene, PN Alto Purús y PN Manu). Ucayali, a su vez, tiene más del 20 % de su superficie total calificada como ANP (PN Otishi, PN Manu, PN Alto Purús, Santuario Histórico Machu Picchu y Santuario Nacional Megantoni).
En el estudio mencionado, la ANA también identificó las actividades más impactantes, que se abordan a continuación:
· Los impactos de la actividad minera informal afectan los objetivos de conservación definidos para cada ANP, como el paisaje, la calidad de las aguas y los elementos de diversidad biológica (flora y fauna). Fruto de la actividad minera, se produce una acidificación de la aguas, una reducción de la cobertura vegetal, perturbaciones en la fauna silvestre debidas al ruido y a la caza furtiva (realizada en muchos casos por trabajadores) y acumulación de residuos que degradan la calidad visual del paisaje.
Esta alteración se pone de manifiesto en las aguas del río Condoraque, en la provincia de San Antonio de Putina (Puno), donde el agua tiene un color anaranjado. En las orillas no hay vegetación, sino polvo del sedimento del mineral antiguamente explotado. Su contaminación afecta a otros ríos (Toco Toco, Putina, Huancané, Ramis), y llega hasta el lago Titicaca. Las aguas ácidas se enlazan con la de los manantiales y riegan tierras agrícolas y pastizales.
· Alteración por sedimentación minera. La explotación minera implica la generación de sedimentos que confluyen en las masas de agua, lo que genera colmatación de los cauces y lagos, y esto altera el medio.
Dicha alteración se ha producido en torno al río Mantaro, en el tramo inicial a su paso por las comunidades de San Pedro de Parí y San Juan de Ondores. Se afectaron los suelos, pastizales, el ganado y el agua con polvos metálicos finos que provinieron de los sedimentos del antiguo lecho del río San Juan.
Otro ejemplo de esta contaminación es el lago Chinchaycocha, en la provincia de Junín. Recibe efluentes residuales de las empresas mineras situadas aguas arriba de la represa Upamayo (compañía minera Volcán, compañía minera Aurex y sociedad minera El Brocal), que extraen principalmente plomo, plata, oro y zinc.
Anteriormente, y durante muchos años, la empresa minera estatal Centromin descargó importantes volúmenes de efluentes a la cuenca del lago. En su conjunto, la actividad minera ha sedimentado y colmatado el lago, de modo que afecta la vegetación y la fauna acuática y terrestre, así como a los pobladores locales y sus actividades. Hay campos de pastizales afectados por óxidos férricos y aguas servidas de la empresa Brocal, a decir de los comuneros del sector Vicco.