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PARTE TRES > CAPÍTULO 11

Parte tres | Aprovechamiento de la base de recursos naturales >> Capítulo 11 | Sector pesca y recursos hidrobiológicos

11.2. Presiones y principales problemas ambientales del sector

11.2.1. Situación de los principales recursos pesqueros e hidrobiológicos: especies en peligro de extinción; especies exóticas introducidas; estadísticas y estudios al respecto. Estado general de las poblaciones y hábitats

· No existe en el Perú una lista oficial de recursos hidrobiológicos amenazados, pero se está avanzando en la elaboración de las listas preliminares de aguas marinas y de aguas continentales. En estas listas se identifica un menor número de especies en situación de amenaza. Por otro lado, el Ministerio de la Producción establece vedas totales y temporales con fines reproductivos y por las evidencias de la disminución en sus poblaciones. No hay pruebas de la extinción total de una especie. Respecto a las especies exóticas, en muchos cuerpos de agua de la región andina ha sido introducida la trucha arco iris, lo que ha impactado negativamente sobre algunas especies nativas. Sobre los hábitats, existe una problemática acerca del vertido de efluentes domésticos e industriales (textiles, pesqueros, mineros, agrícolas, entre otros) al mar. Se han identificado áreas críticas respecto a la presencia de contaminantes, como es el caso de la bahía de El Ferrol, en la ciudad de Chimbote, departamento de Áncash. En aguas continentales existen diversos problemas de contaminación, especialmente por la actividad minera, residuos de las poblaciones y pasivos ambientales.

La sobreexplotación es una problemática mundial en la que muchas poblaciones de peces están inmersas y que degrada los ecosistemas que las sostienen (FAO 2002). Cada vez se tiene mayor evidencia de los efectos colaterales de la pesca a gran escala, como la destrucción del hábitat, la muerte incidental de especies no objetivo, los cambios en la demografía de poblaciones y en la función y estructura de los ecosistemas (Pikitch et al., 2004), además de la sobreinversión, el esfuerzo de pesca excesivo y la contaminación multifocal (Arenas y Jiménez 2004). Algunos estudios sobre el efecto de la sobrepesca en las poblaciones naturales, como el realizado por Myers y Worm (2003), refieren que se han venido alterando la redes tróficas en el sentido de que la abundancia de las especies de peces de altos niveles tróficos ha disminuido en más de 90 %, mientras que la explotación representa más del 30 % de la producción marina total. Asimismo, los procesos de extinciones globales indican que la causa principal de estas fue la pesca (Dulvy et al., 2003), seguida de la pérdida de hábitat, el impacto de especies invasoras, el cambio climático, la contaminación y las enfermedades. De acuerdo con ello, podemos inferir que el impacto negativo de la sobreexplotación pesquera es omnipresente. En el Perú se reconoce la explotación pesquera de al menos 100 especies marinas. Dentro de ellas la merluza ha sido considerada en recuperación debido a la presión de sus poblaciones. En este contexto, la explotación pesquera de la merluza se encuentra regulada para evitar el riesgo de una disminución drástica, mediante la adopción de medidas que permitan la recuperación de las poblaciones de esta especie (Decreto Supremo N° 016-2003-PRODUCE y sus modificatorias).

Se desconoce el estado de las poblaciones pesqueras de los cuerpos de agua dulce del Perú con inclinación pesquera; sin embargo se tiene algunos datos de cuerpos de agua con mayor presión, como el lago Titicaca y las cuencas de los ríos Cañete, Ocoña, Majes, Majes-Camaná y Tambo. En estos últimos se encuentran los principales centros de aprovechamiento de camarones de rio (Cryphiops caementarius) y de cultivo del camarón de Malasia (Macrobrachium rosenbergii).

En el caso del camarón de río, se ha observado una fuerte presión en sus poblaciones debido a factores como la contaminación del recurso hídrico, el uso del agua para fines agrícolas, la extracción masiva del recurso por parte de los pescadores que residen en zonas aledañas y que tienen como único ingreso lo obtenido por la venta de este producto, y la pesca por métodos ilícitos. Esto ha generado una reducción alarmante de la presencia de este crustáceo, por lo que ha conducido a que se vengan implementando los periodos de veda nacionales[240].

Como ya habíamos mencionado, la pesca tiene efectos directos e indirectos (pesca incidental) en los ecosistemas (Reynolds et al., 2002). La explotación directa de una especie objetivo puede ocasionar el deterioro de otras poblaciones de peces que se conocen. En el Perú, el ejemplo más claro es el deterioro de las poblaciones de boga o humanto (Orestias cuvieri), un pez de pequeño tamaño que habitaba en el Lago Titicaca, pero que no ha sido registrado desde 1951; por ello se cree que la especie está extinta. Fue común en el lago a fines del siglo XIX (Garman, 1895; citado en el Libro rojo de la fauna silvestre de vertebrados de Bolivia, 2009). y hasta 1937 fue considerado frecuente; era parte importante de la pesca comercial. Pero en estas últimas décadas la especie no ha vuelto a ser capturada. Existen referencias sin confirmar sobre la especie en el lago Menor, en la localidad de Desaguadero (Parenti, 1984). Otro factor de su extinción sería la pesca no regulada y los cambios antrópicos en su hábitat (el deterioro de los ecosistemas) (FAO, 1994). Ante este contexto, se ha prohibido su extracción y la comercialización de cualquiera de sus estadíos. Además, con el fin de recuperar las poblaciones naturales se ha implementado el Reglamento de Ordenamiento Pesquero y Acuícola para la cuenca del lago Titicaca (D. S. N° 023-2008-PRODUCE).

En el Imarpe se vienen desarrollando investigaciones para la caracterización de hábitats, especies marinas y aguas continentales, como las siguientes: estudios sobre especies altoandinas (trucha, pejerrey, especies propias de las zonas) en el Área Funcional de Investigaciones de Recursos de Aguas Continentales y  en el laboratorio costero de Puno; estudios de caracterización genética de especies marinas en el Área Funcional de Investigaciones en Acuicultura; investigaciones para la caracterización de hábitats, como praderas de macroalgas y la identificación sedimentológica del lecho marino; estudios periódicos sobre varios bancos naturales de invertebrados marinos que sustentan pesquerías importantes, como concha de abanico, chanque y macha; y  evaluaciones poblacionales y estudios complementarios sobre la estructura de comunidades biológicas en estos bancos.

Es preciso destacar que por medio del proyecto GEF Humboldt se han estado caracterizando áreas piloto respecto a su estructura comunitaria en San Juan de Marcona y en Islas Lobos de Tierra.

Si bien otro factor de presión es la introducción de especies exóticas en los cuerpos de agua, cabe precisar que dos de estas especies han permitido el desarrollo de la pesca en varias regiones de la sierra del país: el pejerrey (Odontesthes bonariensis) y la trucha (Oncorhynchus mykiss). Desde su introducción en los cuerpos de agua altoandinos (ríos, lagos y lagunas) han presentado una expansión importante en sus poblaciones.

En el Perú se tiene reportes de problemas por estas introducciones, como es el caso de la trucha. Así, en el Parque Nacional Río Abiseo, en San Martín existe evidencia de que depreda peces nativos del género Astroblepus y los desplaza (Ortega et al. 2007); en el lago Titicaca, consume peces de los géneros Orestias y Trichomycterus, además de invertebrados y ranas (Ancieta y Landa 1977, Cánepa et al. 1998); mientras que en los ríos Mala y Cañete, en Lima, incluye en su dieta anfibios de los géneros Bufo y Telmatobius y peces nativos Basilichthys archaeus, entre otros (Palomino, 1984).

La trucha junto con el pejerrey de río han modificado la abundancia de varias especies de peces por medio de la depredación y competencia (Laba, 1979), incluso han llevado al proceso de extinción a los peces del género Orestias y Trichomycterus (Orestias cuvieri y Trichomycterus rivulatus) del lago Titicaca (Alfaro et al., 1982). Sus ingresos habrían traído consigo la introducción del parásito Ichthyophthirius multifilis que ha ocasionado varios eventos epidémicos entre los peces nativos del Titicaca, y ha llegado a causar la muerte de unos 18 millones de Orestias en 1981 (Wurtsbaugh & Alfaro 1988).

Dentro de las presiones ambientales sobre las poblaciones de peces tenemos la contaminación de origen orgánico e inorgánico que, si bien no es un mecanismo de extracción directa de las especies, es un importante factor de deterioro para la flora y fauna terrestres y acuáticas. El Perú en las últimas décadas ha incrementado y diversificado las actividades industriales con la consiguiente presión ambiental. Esta situación es evidente en la zona costera, donde se asienta la tercera parte de población. En ella, 52 ríos influyen en la alteración de los parámetros de la calidad del medio marino al descargar sus aguas al océano, principalmente en los meses de verano y en parte de la estación de otoño, por lo que se aprecia aguas de mezcla, de baja salinidad, en franjas muy pegadas a la costa.

La principal fuente de contaminación son las aguas residuales de origen doméstico e industrial. La carga orgánica, bacteriana y los nutrientes que aportan estas aguas residuales favorecen la eutrofización en la zona costera, lo cual coadyuva a problemas de aparición de mareas rojas. Adicionalmente a lo mencionado, las bahías del Callao y El Ferrol presentan altas concentraciones de coliformes totales y fecales que superan, en muchos de los casos, los límites permisibles para fines recreativos y de pesca comercial, establecidos por la legislación peruana. En la bahía de Paita destacan los efluentes domésticos y de la industria pesquera como fuentes de contaminación. Por otro lado, la bahía El Ferrol es considerada como una zona crítica de contaminación marina, principalmente por efectos de fuentes contaminantes de origen doméstico, industrial pesquero y de tipo siderúrgico.

El Imarpe a través del AFIMC (Área Funcional de Investigación Marino Costero) viene implementando la Red de Monitoreo de Calidad Marina, en la que se colectan muestras de agua, sedimentos y organismos de zonas marinas de interés para poder llevar a cabo un estudio de los cambios en la calidad ambiental debido al impacto de las principales actividades humanas (industrial, portuaria, urbana y acuícola).

Además de los parámetros de contaminación ya estudiados, hay otros que ameritan la implementación de un sistema de monitoreo constante. El Imarpe ha iniciado este año un muestreo preliminar de microplásticos para estimar su concentración en algunas áreas del litoral peruano. Colectar información sobre ruidos submarinos, especialmente los que provienen del tráfico marítimo y las exploraciones de hidrocarburos, para conocer su impacto sobre los recursos hidrobiológicos, es un tema por desarrollar.

En el caso de los ecosistemas marino-costeros, cabe mencionar los trabajos realizados por el Imarpe (1998) para detectar evidencias de contaminación por plaguicidas organoclorados; de esta manera se ha podido verificar que compuestos de DDT se encuentran en un rango de 0,364 a 51,1 ng/g en organismos marinos. El mayor valor se ha registrado en la lisa (Mugil cephalus) que habita en el río Tumbes (octubre 1997); seguida del caracol negro (Thais chocolata) en Huacho (mayo 1998), que presentó una concentración de 34,5 ng/g. Otras especies bentónicas, como el choro y la concha de abanico, registraron valores menores de 8 ng/g. Asimismo se ha registrado PCB y con mayor frecuencia el grupo de arocolor 1 254, el cual fue detectado en mayores concentraciones en la lisa (87,7 ng/g). Las concentraciones superiores a los 45 ng/g correspondieron al caracol negro de Pisco (setiembre 1997) y Huacho (mayo 1998). También se han registrado otros organoclorados, como lindano (valor máximo 5ng/g) en choritos; aldrín (máximo 85,7 ng/g) en chanque; ite y dieldrin (máximo 0,25ng/g) en caracol negro, en Piura. En general los valores son inferiores a los límites de acción de la FDA para pescados y mariscos (Fuente NOAA, Technical Memorándum OMA39, 1990). Respecto al contenido de plaguicidas en sedimentos, en 1998 se detectó en Huacho la presencia de DDT y aroclor 1 254 en concentraciones de 4,45 y 8,0 ng/g, respectivamente.

De igual manera, otra fuente de contaminación que se ha evidenciado a lo largo de la costa son los elementos metálicos. En el litoral se encuentran una variedad de industrias, entre las cuales tenemos las textiles, las de curtiembres, las papeleras, las mineras y petroquímicas, que vierten aguas residuales que contienen una serie de elementos metálicos tóxicos, como plomo, cadmio y mercurio. Estos resultan peligrosos para el ecosistema marino y la salud humana. Las áreas que presentan mayor concentración de trazas de metales en sedimentos en la costa peruana son la bahía Ferrol-Chimbote, la bahía del Callao y Pisco. En la bahía Ferrol-Chimbote, principalmente de cobre, cadmio y plomo. El cobre alcanzó en esta bahía un valor máximo de 100 ug/g; mientras que en la bahía del Callao el valor máximo fue de 40 ug/g, y en Pisco hubo valores que fluctuaron entre 60-80 a/g. La contaminación por hidrocarburos de petróleo se circunscribe principalmente a puertos y muelles, debido a las operaciones de carga y descarga de combustibles, operaciones de lastre, etc. Las principales bahías y puertos con riesgo de contaminación son Callao, Talara y Ferrol-Chimbote. Los resultados indicaron estados críticos en Talara (31,7 ug/g), Ferrol-Chimbote (28,7 ug/g) y Callao (12,7 ug/g). En Coishco, Huarmey, Supe-Paramonga, Carquín, Huacho, Chancay, los contenidos no superaron 1,0 ug/g de componentes aromáticos (Cabello R, Jacinto ME. 2008).

Con respecto a la evaluación de la carga contaminante de los recursos hidrobiológicos para consumo humano, las actividades que realiza el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) como autoridad sanitaria son periódicas para verificar el cumplimiento de la normativa sanitaria, a través de visitas de control, inspecciones y auditorías a los establecimientos pesqueros, así como toma de muestras y análisis. Esta última actividad se realiza a productos pesqueros para verificar que  se han elaborado de acuerdo con los estándares sanitarios establecidos en la normativa nacional como internacional y que sean aptos para el consumo humano.

Actualmente, existen 394 establecimientos habilitados que elaboran productos pesqueros, los cuales, gracias a un programa que desarrolla la Dirección de Supervisión y Fiscalización Pesquera y Acuícola, son monitoreados de manera aleatoria mediante la realización de ensayos para el control oficial y para los productos exportados a diversos destinos, como la Unión Europea, Estados Unidos, China, entre otros.

La determinación de los ensayos se realiza de acuerdo con el producto y siguiendo los lineamientos de los estándares sanitarios establecidos en el Manual de indicadores o criterios de seguridad alimentaria e higiene para alimentos y piensos de origen pesquero y acuícola. Asimismo, se priorizan los principales indicadores y problemas que hayan sido generados por alertas sanitarias u notificaciones de rechazo.

En ese sentido, todo producto pesquero exportado con certificado oficial sanitario es sometido a una inspección, en la que se evalúa su condición sanitaria considerando aspectos sensoriales, microbiológicos, químicos; así como a un control de contaminantes, que los establecimientos llevan a cabo en laboratorios autorizados que son supervisados por Sanipes.

Ilustracion 34 Mapa de los principales punto de evaluacion

Fuente: Cabello, R. Jacinto, M., 2008

Como resultado de las actividades de fiscalización ambiental efectuadas por el OEFA en las bahías de Paita y El Ferrol, se ha identificado la problemática que se detalla a continuación:

11.2.1.1. Bahía de Paita

En dicha bahía se ubican treinta y ocho (38) establecimientos industriales pesqueros (EIP), los cuales se distribuyen en tres zonas: zona industrial I con siete (7) EIP, zona industrial II con veintitrés (23) EIP y zona industrial III con ocho (8) EIP.

La zona industrial II es la más crítica ambientalmente[241]. En ella el principal problema es el impacto negativo ocasionado por el vertimiento de efluentes sin un adecuado tratamiento previo. Cabe indicar que a la fecha se encuentran en proceso de aprobación los LMP para las actividades de consumo humano directo, los cuales permitirán identificar cuantitativamente si alguna conducta podría generar un detrimento, pérdida o impacto negativo al ambiente.

A continuación se detallan los factores que impactan negativamente en la bahía el Paita:

· Los compromisos contenidos en los instrumentos de gestión ambiental (IGA) solo se limitan a prever tratamientos genéricos de efluentes, como sistemas preliminares (rejillas, tamices y trampas de grasa) y primarios (pozas de sedimentación y pozos sépticos).

·  La mayoría de EIP se dedican a actividades de consumo humano directo (no cuentan con LMP).

· Veintiún (21) EIP no tienen autorización de vertimiento y/o reúso de efluentes.

· Presencia de sedimentos putrefactos y coloración rojiza (generada por residuos de recursos hidrobiológicos) a lo largo de la playa.

· No existe red de alcantarillado para la descarga de efluentes en Paita.

· Secado a la intemperie de residuos hidrobiológicos (secado en pampa) provenientes de la pesca artesanal y del procesamiento industrial pesquero.

11.2.1.2. Bahía El Ferrol

La bahía El Ferrol está ubicada en los distritos de Chimbote y Nuevo Chimbote, en el departamento de Áncash. Debido a la precaria situación ambiental de dicha bahía, mediante el Decreto Supremo N° 005-2002-PE[242] se declaró de interés nacional la solución integral de sus problemas de contaminación y destrucción.

Las principales actividades que generan un impacto ambiental negativo, son las siguientes:

· Aguas residuales domésticas descargadas por las empresas prestadoras de servicios (EPS) a la bahía sin adecuado tratamiento previo.

· Efluentes vertidos a la bahía sin tratamiento previo, provenientes de treinta y seis (36) EIP.

· Pesca industrial y pesca artesanal.

 


[240]. Versión en el siguiente enlace de Imarpe: http://www.imarpe.pe., camarón de río.
[241] En esta zona se desarrollan actividades de congelado, enlatado, curado (consumo humano directo) y harina residual (consumo humano indirecto).
[242] Publicado en el diario oficial El Peruano el 7 de mayo de 2002.

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